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miércoles, 1 de octubre de 2014

Challenge Me!: Dieciocho años


Aquí os traigo un nuevo reto. La intención era publicarlo más tarde pero debido a problemas con el relato que tenía en mente publicar hoy he decidido no fallar a mi cita semanal y dejaros este. Es otro "Challange Me!" que a priori se me hizo muy complicado pero que a medida que iba escribiéndolo toda dificultad se desvaneció. La idea original se basó en otro concepto pero como suele ser habitual, una vez estoy en pleno proceso de escritura tiendo a ir retocándolo.

"—¿El señor y la señora Targaryen? —dijo la asistenta mirándoles—. La doctora López les espera.

Amanda y Pedro se miraron y se levantaron a la vez. El rostro serio de ella no le gustó. Él, había intentado animarla desde que abortó, un problema en la placenta había provocado una reacción adversa en el feto y desde entonces su vitalidad se había marchitado. Amanda caminaba lentamente, como si cada paso fuera dado con una gran carga. Pedro tenía que desvivirse para poder continuar con una vida más o menos normal. 
Hacía un par días, un amigo de la infancia, les aconsejó visitar a un especialista. Recomendándoles una joven muchacha con muy buen saber hacer. Al principio habían rehusado la idea de asistir. Pero el hastío de Pedro y el aumento de la depresión de Amanda, les hizo replanteárselo.

—Buenos días —saludó la doctora nada más verlos entrar—. Podéis sentaros, estáis en vuestra casa —añadió con una amplia sonrisa.

Pedro la saludó y acompañó a su mujer hasta la silla ayudándola a sentarse. Luego acercó la otra con las manos y se colocó junto a ella. 

—Amanda. ¿Cómo te encuentras hoy? —preguntó la doctora tras sentarse frente a ellos—. ¿Pedro? —dijo mirándole al ver que no obtenía respuesta de su mujer.

—Bueno... Ayer al salir de aquí la vi un poco menos deprimida —contestó mientras cogía a su esposa de la mano—. Incluso dimos un paseo por el parque de vuelta a casa —Sonrió.

—Me alegro muchísimo —comenzó—. Pero deduzco que no se ha despertado con el mismo ánimo que ayer... —concluyó haciendo una ligera mueca.

—No... Nada más cruzar la puerta de casa lo noté. Quizás son los recuerdos, no lo sé...

—Tranquilo Pedro —intervino—. Qué el primer día hayamos conseguido que hiciera algo diferente es todo un logro.

La doctora se levantó y caminó hasta un archivador que había junto a la puerta.

—Hoy vamos a mirar un poco su historial. Familiares con trastornos, enfermedades, un poquito más en profundidad que ayer —explicó mientras extraía una carpeta con el nombre de Targaryen escrito en una etiqueta.

Amanda permanecía inmóvil con la mirada perdida, él tragó saliva y miró a su mujer con preocupación. 

—¿Cuántos años lleváis casados? —preguntó tras sentarse de nuevo y abrir la carpeta.

Pedro guardó silencio y la miró. Se percató de que estaba mirando a su mujer cuando volvió la vista a él.

—¿Cuántos años lleváis casados? —volvió a preguntar mientras escribía algo en una hoja.

El hombre carraspeó y se volvió hacia Amanda.

—Dieciocho años...

—Perfecto. ¿Podrás responderme a las preguntas que ella no conteste? —pidió la doctora.

Pedro asintió y acarició a su esposa.

—Bien. Sigamos. ¿Algún familiar tuyo ha tenido algún trastorno mental?

—Bueno... —habló él al ver que su mujer no reaccionaba—. Teníamos un tío que sufría de esquizofrenia.

—¿Esquizofrenia? ¿Se le diagnosticó ese trastorno por un psiquiatra? —preguntó sorprendida—. ¿Podrías facilitarme su nombre completo, por favor?

—Ehmm... Sí, claro —dijo entrecortado—. Guillermo Targaryen, murió hace dos años.

—¿Murió? ¿Cómo? —quiso saber mientras escribía a toda velocidad.

—En una reunión familiar. Afirmó que uno de nosotros quería matarle y nos amenazó a punta de pistola —explicó para sorpresa de la doctora—. Apretó el gatillo y mató a nuestra hermana Sabrina... —dijo con voz temblorosa—. Luego, se voló la cabeza.

Aquello había sorprendido, y mucho, a la doctora.

—¿A vuestra hermana Sabrina? —preguntó mirando a Amanda.

No obtuvo respuesta por lo que se volvió hacia Pedro. Este miró a su mujer y se giró hacia la doctora.

—No es pecado... —susurró Amanda evitando que su marido contestara.

Ambos se sorprendieron y se volvieron hacia ella.

—Cariño. No pasa nada, la doctora López nos quiere ayudar.

—Amanda, ¿qué no es pecado? —preguntó.

Volvió a bajar la mirada y guardó silencio soltando la mano de su marido.

—¿Hay algo que no me habéis contado? —habló con semblante serio mirando a Pedro.

—Amanda y yo... —comenzó diciendo Pedro—, somos hermanos.

La doctora López no pudo disimular su sorpresa, abrió los ojos y parpadeo rápidamente. Meneó la cabeza y bajó la mirada a su hoja dónde escribió algo.

—¿Es habitual el casarse entre hermanos en vuestra familia? —dijo tras pensar bien la pregunta.

—No es pecado... —susurró de nuevo Amanda.

—No estoy diciendo que lo sea Amanda, simplemente, es importante conocer esta información para poder hacer un diagnóstico más preciso.

—No es pecado —dijo esta vez con voz firme mirando a la doctora.

—Hay mucha gente que no ve con buenos ojos estas uniones —intervino Pedro—. Intentamos evitar hablar sobre ello...

—Lo entiendo —habló la doctora—. ¿Aparte de vuestro tío Guillermo —dijo leyendo el nombre escrito en la hoja—, ha habido otros casos de trastornos? ¿Abuelos, primos lejanos?

Pedro miró a su mujer y se llevó la mano a la nuca.

—No estoy seguro —dijo finalmente.

—Bueno. Haremos una cosa —dijo la doctora cambiando de tema—. A partir de ahora, intentaremos vernos tan solo una vez por semana —dijo mientras abría uno de los cajones de la mesa.

Rebuscó en el interior y al no encontrar lo que buscaba se levantó de la silla. Caminó hasta un pequeño armario que había junto a la ventana y cogió una caja que había sobre él.

—Aquí está —murmuró cogiendo un bloc de hojas. Volvió a la mesa y se sentó—. Os hago una receta —comentó mientras escribía—, una pastilla antes de ir a dormir y tendríamos que notar mejoría. Pero si no es el caso, llamarme.

La doctora les entregó el papel y se volvió a levantar.

—Hablad con Mery para que os programe la siguiente visita —sugirió ella.

—Muchas gracias doctora López.

—Podéis llamarme Eva —dijo sonriente."

Las bases para la elaboración eran que las palabras psiquiatra, caja, placenta y pecado surgieran en el texto. Como siempre, estoy preparado para leer vuestros comentarios. Si encontráis errores ortográficos o de la índole que sea, os agradeceré que me lo hagáis saber.

¡Gracias por leerme!

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