Abro los ojos pero no veo nada.
Respiro con dificultad al encontrarme rodeado de una total oscuridad. Escucho un chapoteo al intentar moverme, por lo que tanteo con las manos y me descubro metido en una especie de bañera cubierto de agua hasta la cintura.
Sigo sin ver nada y con un movimiento reflejo me llevo las manos a la cara descubriendo con horror que donde deberían de estar mis ojos hay dos cuencas vacías. Grito, pero algo me lo impide; no puedo abrir la boca.
Desciendo las manos con zozobra y un escalofrío recorre mi cuerpo en el mismo instante en que noto unos puntos de sutura que unen mis labios. Consciente de ello, comienzo a sentir un regusto amargo que recorre mi boca indicándome que han sido cosidos hace poco.
El corazón comienza a latirme atropelladamente.
Recorro con las manos todo mi rostro, temeroso de no encontrar otra parte de mí, o peor aún, una parte mutilada. Contengo la respiración e instintivamente me llevo las manos a las orejas y a la nariz, expulsando el aire con ímpetu al no notar nada extraño.
Trato de levantarme con sumo cuidado, pero mis pies patinan y caigo golpeándome con fuerza. El agua que salpica mi pecho esta helada y una punzada en el costado derecho hace que me flexione de dolor. Intento ponerme de rodillas y comprobar el origen de esa molestia.
Recorro con la yema de los dedos y me encuentro con más puntos de sutura, el simple tacto me produce grima y una arcada sube por mi garganta. Mi raciocinio no es capaz de comprender donde estoy y que me ha pasado. No veo, no puedo hablar, me cuesta horrores respirar y al parecer me han jodido un puto riñón.
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