
"Eran las siete de la mañana y el
último bus se había ido. Tenía dos opciones, esperarse a coger el primer bus de
la mañana, que seguramente saldría a las ocho, o ir a la parada de taxis.
Contento como estaba decidió que podía permitirse pagar un taxi y llegar a casa
cómodo y rápidamente.
Además la parada de taxis estaba
muy cerca de casa de Dúnia por lo que no tardó en llegar. Había varias personas
esperando y ningún taxi estacionado. «Mierda. No llegaré tan pronto a casa...»
Se acercó y preguntó quienes eran los últimos y se colocó tras ellos. Al
contrario de lo que había pensado no tuvo que esperar mucho, ya que el grupo de
personas que había delante suyo se subieron todos en un mismo taxis. «Joder,
que barato les va a salir a estos» pensó
mientras se acercaba al taxi que acababa de entrar en la parada.
—A Resburg, por favor.—le dijo al
conductor cuando abrió la puerta.
—¿Tú solo?—preguntó el conductor.
Miró a su alrededor y asintió
desconcertado. Cuando entró en el taxi, un hombre de mediana edad hizo lo mismo
por la otra puerta.
—¿Vas a Resburg verdad?
¿Compartimos taxi?—preguntó sonriendo sin dejarle decir nada.
Intercambió miradas con el
taxista y aceptó el trato. «Bueno, al final no me saldrá tan caro.»
El trayecto duró unos veinte
minutos, pero entre el ligero ciego que llevaba y el hombre que no paraba de
hablar se le hizo my corto.
—Menos mal que me he cruzado
contigo. Pensaba que tendría que pagar el taxi yo solo.—le dijo mientras
escribía algo en su teléfono.
—La verdad es que sí. Total si
vamos al mismo sitio porque no compartir el viaje y ahorrarnos dinero.—le
contestó con una sonrisa al hombre que al parecer le hacía más caso al teléfono
que a él.
—Sí. Cierto, cierto.—exclamó.
—¿Sueles salir mucho por esta zona?
—La verdad es que sí. Solemos
salir siempre por aquí. Pero venimos en coche. De hecho yo he tenido que coger
un taxi porque he perdido el bus...—contestó.
—¿Una vez al año no hace daño
verdad? Soy Mike.—sonrió mientras le ofrecía la mano.
—Eh... Sí. Encantado. —dijo
mirándolo en tono desconfiado. —Antonio.—mintió estrechándole la mano.
El viaje fue una constante charla
de Mike, quien al parecer había estado con un par de chicas, pero como a la
mañana siguiente tenía que madrugar se había visto obligado a marcharse
temprano. «Temprano dice. Está saliendo el sol.» pensó ante aquel comentario.
La desconfianza que sentía al principio comenzó a desaparecer rápidamente. Mike
le estaba haciendo la vuelta más amena, y encima tendría que pagar menos, por
lo que comenzó a sentirse mal por haberle dado un nombre falso.
—A mi puedes dejarme aquí.
—indicó Mike al conductor señalando la estación de buses.
—Yo también me bajaré aquí
pues.—apuntó. —¿Cuánto te debemos?—preguntó al taxista acercándose a él.
—Serán veinte con diez, por
favor.
—Dame tu diez y ya pongo yo el
resto...—comenzó diciendo cuando se percató de que Mike ya no estaba en el taxi
y se marchaba a toda prisa por una callejuela. —¡Hijo de puta!— espetó
sintiéndose timado. Sacó la cartera y pagó al taxista quién le devolvió una
mirada de compasión.
—Gracias.—añadió el conductor
haciendo un ademán para que saliera de su vehículo.
Salió del taxi maldiciéndose a él
y a Mike. «Encima tengo que patearme todo Resburg» Mientras caminaba se consoló
pensando que de todas formas había asumido que sería él quién pagaría el taxi
cuando tomo la decisión de coger uno.
Unos gritos llamaron su atención.
A lo lejos, al final de la calle, había un grupo de gente que al parecer estaba
en medio de una pelea. Pudo ver los pantalones cortos de Tom a duras penas,
aceleró y a medida que se iba acercando fue reconociendo a más gente. Nate y
Paul también estaban allí. Embriagado por el alcohol y la satisfacción de haber
mojado esa noche, comenzó a correr dirección al caos.
—¡Tom! ¿Qué pasa?—gritó por
encima de las demás voces.
—Ese gilipollas que ha amenazado
a Paul.—contestó señalando a alguien de entre la multitud.
«¿Cómo? ¡Ni de coña!» Empujón
tras empujón fue abriéndose paso hasta llegar al que parecía el malo de la
película.
—¡Lárgate! ¿¡No ves que somos más
que tú!?—gritó desbordado por la adrenalina.
—Oye amigo. Mejor que os
vayáis.—le dijo uno.—No queremos más problemas.
Cuando se giró para avisar a sus amigos
de que se calmaran, alguien le golpeó por detrás en la cabeza. Rápido como un
rayo se giró y se abalanzó sobre su agresor, pero alguien consiguió ponerse en
su camino evitando el contacto físico.
—¿¡Tú eres tonto o qué!?—le gritó
lleno de una ira que iba creciendo en su interior por segundos. —¿¡Acaso te he
hecho yo algo!?
—Tío déjalo, que tiene una navaja.
—le habló quien se interpuso entre ellos.
—¿Una navaja?—exclamó
sorprendido.—¿Tienes los cojones de amenazarme con una navaja?—explotó en un
nuevo ataque de ira.—¡Clávamela! ¡Clávamela venga!— Tom y Nate tuvieron que
agarrarlo para que no se lanzará sobre el agresor. —¡Que mierda me tiene que amenazar
a mí!—gritó intentando liberarse de quien le sujetaba."
Tengo que reconocer que el final es un poco abrupto. Pero creo que puede darle un poco más de juego una vez la historia crezca un poco más. Motivo por el cual he decidido mantenerlo. ¿Qué os parece? ¿Me replanteó el modificarlo? Ya sabéis que estoy abierto a sugerencias y a críticas.
¡Gracias por leerme!
¡Gracias por leerme!
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