
"Llevaban semanas excavando en
aquella zona. Su ayudante, se había marchado esa misma mañana a Riad por
provisiones. Protegida del sol por la sombra que proporcionaba el toldo,
trabajaba sin pausa cuando un sonido lejano la hizo mirar al cielo. En el
horizonte, aproximándose a su posición, se acercaba lo que parecía ser una
avioneta rudimentaria. Volaba con un motor envuelto en llamas y fuera de
control. Alarmada corrió hacia el interior de la tienda en busca de sus
prismáticos.
Desde el interior escuchaba como
el sonido era cada vez más próximo, justo en el mismo momento en que la
avioneta sobrevolaba la tienda salió prismáticos en mano. Cegada por el sol
tardó en divisar el aparato que se alejaba hacia la profundidad del desierto.
Mirando a través de los prismáticos pudo ver cómo alguien saltaba de la
avioneta y habría un paracaídas justo antes de se estrellara no muy lejos de
allí.
Volvió a entrar la tienda, cogió
un botiquín de primeros auxilios y corrió hacia lugar del siniestro lo más
rápido que pudo. Una columna de humo negro se alzaba tras una inmensa duna. Una
vez coronada divisó la avioneta, envuelta en llamas. Pocos metros más allá
observó los restos de un paracaídas y corrió hasta allí.
Bajo las telas del paracaídas
yacía un hombre inconsciente. Trató de recostarlo y acercó la cantimplora a sus
labios. Tras unos segundos permaneciendo inmóvil comenzó a beber agua.
Recobró el sentido y trató de respirar profundamente lo que le provocó un ataque de tos. Una vez
recuperado observó a su salvadora.
―Gracias― habló con dificultad.
―¿Cómo se encuentra?―preguntó
ella.―Menos mal que he visto como tú avioneta se estrellaba.
―Uno de los motores ha comenzado
a fallar y he perdido el control―comenzó explicando mientras se levantaba y
observaban su avioneta arder.―¿Dónde estamos exactamente?― preguntó volviéndose
hacia ella.
―Estamos a uno veinte kilómetros
de la ciudad de Riad―contestó levantándose.
― Riad―susurró él.
―Soy la doctora Kimberly Ilian. Pero
puedes llamarme Kim.
―Perdona―se sacudió la mano en el
viejo pantalón.―Soy Jack O'Romyl― concluyó dándole un apretón de manos.
―¿Hay algo que tengas que
recuperar de la avioneta?―quiso saber Kim.
―No―contestó Jack palpándose los bolsillos
del pantalones y la camisa.―Cogí todo lo necesario antes de saltar en paracaídas―
añadió mientras se agachaba para recoger
una bolsa que había bajo el paracaídas.
―Acompáñame―dijo ella iniciando
la marcha.―Tengo la tienda cerca de aquí. Allí podrás descansar y continuar tu
viaje una vez te recuperes. Jack asintió y siguió
a Kim quien ya había comenzado a ascender por la duna.
Cuando llegaron, el sol estaba en
lo más alto y el calor era sofocante. El yacimiento no era muy grande, a pocos
metros de la tienda había una pequeña zona excavada. Rodearon el yacimiento y
caminaron hasta el interior de la tienda. Una vez en su interior, Kim ofreció
asiento a su invitado. Este con una sonrisa se sentó junto a una gran mesa
colocada en medio de la tienda. Sobre ella había una docena de papeles, con
anotaciones y dibujos.
―Siento no poder ofrecerte de
gran cosa― le dijo mientras le acercaba un trozo de pan.―Mi ayudante ha ido a
la ciudad a comprar provisiones y esto es lo único que queda.
―No te preocupes―dijo él.―Ya has
hecho mucho por mí. Gracias por salvarme. Te debo una―concluyó agarrando un
pedazo de pan.
―Es lo mínimo que podía hacer, no
iba a dejarte allí sólo.—contestó ella mientras llenaba una taza. —¿Un poco de
ron?—preguntó a Jack ofreciéndosela.
—No, gracias. El ron no me sienta
muy bien.—contestó mientras observaba la habitación.
Kim se fijo en él mientras bebía.
Era un hombre joven de facciones duras, sus ojos claros resaltaban con el
moreno de su piel.
—¿Eres británico?—quiso saber
ella.—Por tu acento diría que sí. ¿Me equivoco?—concluyó acabando con el contenido
de la taza.
—Irlandés. —contestó con tono
tajante.
—Irlandés entonces. No era mi
intención molestarte.—se disculpó.—Yo soy americana. Tampoco me llevo muy bien
con ellos.—añadió esbozado una sonrisa.
—Bueno. Así que doctora. ¿No?
—comenzó diciendo mientras observaba una de las hojas sobre la mesa.—¿Cuál es
su especialidad?
—Tengo un doctorado en
egiptología en la Universidad de Harvard.—contestó haciendo una pausa.—Estamos
investigando una posible tumba de origen egipcio.
—¿Egipcio? ¿Aquí?—respondió sorprendido.—¿No
estamos un poco lejos de su zona de influencia?—prosiguió Jack.—No soy un
experto en el tema, pero he estudiado lo básico.
—Estás en lo cierto. Estamos muy
alejados, pero hemos seguido la pista de unos escritos hallados en una de las
tumbas del Valle de los Reyes. —explicó tomando asiento.—Y comenzamos a excavar
hará un par de meses por esta zona.
—Interesante. ¿Algún
descubrimiento significativo?
—De hecho, no encontramos nada
relevante.—explicó acercándose a la mesa.—Hasta hace un par de días.—cogió una
caja que había bajo una pila de papeles y la abrió.—Encontramos este medallón.—
dijo mostrándole su interior.
—¡Joder!— se sorprendió Jack al
ver un escarabajo hecho de lapislázuli del tamaño de una manzana.— Es enorme.
—Sí. Y es idéntico a los que se
han encontrado en Egipto.—volviendo a cerrando la caja.— De confirmarse su
origen las bases del mundo egipcio se tambalearían.—concluyó con una sonrisa de
oreja a oreja.
—¿Se sabe a quién
perteneció?—preguntó Jack.
—Al parecer perteneció al ajuar
de algún aristócrata que fue enterrado aquí. Creo que estamos sobre su
tumba.—concluyó.
Jack no dijo nada al respecto y
comenzó a observar la caja que Kim sostenía en sus manos. El silencio reinó y
se prolongo unos segundos.
—¿Qué hay de ti?—preguntó Kim al
sentirse incómoda, cambiando de tema. —¿A dónde te dirigías antes de que tu
avioneta se estrellara?
La sonrisa de Jack se borró de su
cara al oír esa pregunta. Su rostro se tornó serio y se levantó de la silla.
—Volaba a Riad.—contestó escueto
mientras caminaba por la estancia. —Había escuchado rumores sobre el hallazgo
de una reliquia.—el rostro de Kim se torció en una mueca.—Yo me encontraba en
El Cairo y escuché a unos pastores hablando sobre el tema. Alquilé una avioneta
para volar hasta aquí y poder comprobarlo con mis propios ojos.—concluyó
dándole la espalda.—Ya conoces el resto.
—Tu accidente fue
intencionado.—exclamó Kim agarrando con fuerza la caja con el medallón.
—Por supuesto.—dijo Jack al mismo
tiempo que se giraba apuntándole con una
pistola.—No iba a llegar aquí a caballo, tenía que parecer una coincidencia."
Ya sabéis que podéis retarme en cualquier momento con nuevas propuestas y darme vuestra opinión al respecto. Las reglas que tuve que seguir fueron la de crear una historia que ocurriera en Arabia Saudita, y las palabras american@, pastor y caballo formaran parte del relato.
¡Gracias por leerme!
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