Si yo no hago por escribir y publicar nada, ¿qué espero recibir? ¡Pues se acabó! He decidido que escribiré y lo compartiré por si alguien sin querer se tropieza con las lineas que vaya dejando entrada tras entrada. Como ya voy con retraso, iremos directamente a colgar la última, y segunda escena. Y en siguientes entradas ya se irán desvelando más cosas de este humilde servidor que escribe para ser leído. "Una de miedo".
"No es la primera vez que me había
quedado encerrado en un ascensor. Cuando era pequeño siempre hacíamos el tonto
para asustar a nuestros amigos, dando saltitos o tocando la sirena. ¿Quién no a
probado de abrir la puerta desde dentro cuando el ascensor está subiendo? Acabo
de volver del cine y tengo en la cabeza las imágenes de la película, como no,
la película era de miedo. Películas que te hacen sentir inseguro cuando vas por
la calle dirección a casa o en el coche, cuando miras de reojo a través del
retrovisor esperando que nadie haga acto de presencia en los asientos
posteriores...
Vivo en un bloque bastante viejo, igual que su ascensor. Las puertas se abren como un abanico, las paredes son rojas y tiene un gran espejo justo enfrente de la puerta. El edificio no es muy alto, solo tiene cuatro plantas, pero no es lo mismo bajar las escaleras que subirlas, así que cada día, subo en ascensor.
La luz vuelve a funcionar y el
ascensor se pone en marcha automáticamente. Llego a mi planta, abro la puerta
tan rápidamente como es posible, rebusco en mis bolsillos las llaves de casa y
corro hacia la puerta. Esta vez sin mirar atrás."
Vivo en un bloque bastante viejo, igual que su ascensor. Las puertas se abren como un abanico, las paredes son rojas y tiene un gran espejo justo enfrente de la puerta. El edificio no es muy alto, solo tiene cuatro plantas, pero no es lo mismo bajar las escaleras que subirlas, así que cada día, subo en ascensor.
Ya llevo un rato encerrado en el
ascensor, la cobertura de mi móvil brilla por su ausencia, y al parecer los vecinos
hacen caso omiso de la alarma. Es lo que tiene que haya muchos críos en mi
bloque, están todo el día dándole al botoncito y cuando realmente es usado para
su cometido, la gente pasa olímpicamente de él.
¿Os he dicho ya que la luz es de
esas que parpadea cual película de terror? Igual que esa película de terror que
acabo de ver en el cine... Como iba diciendo, nunca me había preocupado si me
quedaba encerrado solo o acompañado en el ascensor, pero hoy es diferente.
Nunca me había considerado una persona claustrofóbica, pero ahora parecía que
el yo claustrofóbico quisiera salir desde lo más profundo de mí. Una
inseguridad comienza a invadirme y tengo la necesidad de respirar aire fresco,
de poder hablar con alguien y quitarme al asesino de la maldita película de la
cabeza. Abro la puerta desde dentro y lo primero que veo es un número tres a la
altura de mis ojos. Perfecto, me he quedado a un maldito metro de llegar a mi
casa. Pico a la puerta exterior con todas mis fuerzas esperando que alguien me
oiga, aunque sé que en la cuarta planta solo vivo yo, el piso de enfrente esta
deshabitado. Pido ayuda y vuelvo a mirar mi móvil con la esperanza de que la
cobertura me saque de esta situación, pero no...
La puerta no se cierra y me dejo
caer abatido al suelo. La luz cada vez parpadea más, y solo escucho el sonido
de los cables en lo alto. Por si fuera poco ahora tengo que comerme la cabeza
con el sonido de los cables, no es que me este asustando porque se pueda romper
y disfrutar de una caída libre de tres plantas pero quiero salir ya de aquí.
Vuelvo a pedir ayuda, toco otra vez todos los botones y golpeo las paredes del
ascensor, lo que provoca que los cables hagan más ruido, para colmo, el
fluorescente se ha parado. Corriendo toco el móvil para tener algo de luz, pero
apenas alumbra nada, enfoco al panel de mandos y toco nuevamente la sirena,
pero esta vez no hace sonido alguno. Grito desesperadamente para que alguien me
oiga, pero sigo sin encontrar respuesta, vuelvo a golpear las paredes
desesperadamente.
Me reclino contra la pared y miro
hacia el espejo, justo en el momento que comienzo a ver mi reflejo paro
rápidamente el móvil, no vaya a ser que vea algo que no me espere... Me dejo
caer y vuelvo a encender el móvil apuntado hacia el suelo. Entonces es cuando
veo algo que me pone la piel de gallina. La puerta seguía abierta y podía ver
la pared, más abajo de donde antes había visto el número de planta había algo
escrito. En una letra muy fina, el rojo las hacía resaltar mucho con el blanco
de la pared. Me aproximo un poco más para leer mejor, "No mires detrás tuyo", piel de
gallina al instante. Y es aquí cuando aparece la eterna disputa interior,
cuando te dicen que no hagas algo, ardes en deseo de hacerlo. Y haciendo caso
omiso de la advertencia me giro.
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