
"Escuchaba el bullicio de la
muchedumbre y supo que tenía que prepararse. El emperador había apostado por él,
y por primera vez en muchos años, notó un hormigueo en el estomago. Respiró hondo y trató de calmarse, los
caballos estaban inquietos. Eso no presagiaba nada bueno, se acercó a ellos y
trató de tranquilizarlos.
En el exterior sonó una trompeta, e inmediatamente se dirigió al altar. Se arrodilló, extrajo un puñal de su pechera y tras musitar algo en voz baja, se hizo un corte en la mano, dejando caer la sangre sobre su cabeza. Cerró los ojos e inspiró con intensidad mientras las gotas caían lentamente. Abriendo los ojos, cogió la figura de barro que había en el altar y la besó.
En el exterior sonó una trompeta, e inmediatamente se dirigió al altar. Se arrodilló, extrajo un puñal de su pechera y tras musitar algo en voz baja, se hizo un corte en la mano, dejando caer la sangre sobre su cabeza. Cerró los ojos e inspiró con intensidad mientras las gotas caían lentamente. Abriendo los ojos, cogió la figura de barro que había en el altar y la besó.
Sumido en sus plegarias como estaba,
le costó escuchar la trompeta sonando otra vez. Tenía que ir a los carceres y prepararse.
De camino allí se cruzó con Barbatus y Rufus, sus compañeros de equipo, quienes
le saludaron.
—Ave, Scorpus. No te preocupes
esta carrera la ganarás—le habló Rufus—. Intentaremos estar en tus flancos para
evitar contratiempos.
—Ave hermanos. Estoy tranquilo—mintió—,
no es mi primera carrera con alguien poderoso apostando por mí—concluyó con
tono desafiante.
—Lo sabemos, pero... —intervino
Barbatus frenándole en seco—.Quintus nos ha dicho que el senador Terencio ha
apostado mucho dinero por los Blancos.
—¿Los Blancos?
—Sí. Por lo visto los aurigas son
griegos que competían allí. Uno de ellos, Eryx, ha ganado varias carreras en
Olimpia —explicó Barbatus—, y no de formas muy limpias...
—Para eso os tengo a vosotros
¿Verdad?— dijo Scorpus sonriendo— .¡Vamos, tenemos una carrera que correr!
Cuando salieron a la arena
observaron con asombro el lleno absoluto que había en el Circo Máximo. Subió a
su carro y acarició a los caballos, quienes respondieron con relinchos. «Aún
siguen nerviosos.» pensó mientras se ataba las riendas al pecho. Dirigió la
mirada hacia la tribuna, esperando la llegada del emperador.
El graderío estalló en una mezcla
de silbidos y aplausos cuando este apareció. Sosteniendo la mappa en la mano se
acercó al borde y la dejó caer, los carceres se abrieron y los caballos
rompieron en estampida.
Scorpus nada más salir tuvo seis carros por delante, Rufus iba en cabeza,
seguido por Eryx. Miró atrás buscando a su compañero Barbatus y le pareció ver
la pechera verde en última posición, siguiendo muy de cerca a dos carros del
equipo Rojo.
Cuando volvió la vista al frente,
observó con sorpresa uno de los carros del equipo Azul, volando por los aires a
poca distancia suya. Se vio obligado a maniobrar, esquivándolo en el último suspiro.
Cuando pudo controlar de nuevo a las bestias se percató de que el público no
estaba mirando la carrera sino que estaba pendiente de la tribuna.
Dirigió su mirada hasta allí y
observó con horror como el emperador era asesinado por un grupo de senadores, entre
ellos pudo distinguir a Terencio, quien arrojó el cuerpo sin vida a la arena
del circo.
Scorpus observó como la carrera
se había detenido, por lo que cortó las rienda que lo unían a sus caballos y
corrió hasta una de las salidas. Era el momento perfecto para huir, y no
tendría otra oportunidad como aquella. Subió por las escaleras que daban acceso
a las graderías, allí trató de buscar la salida al exterior del recinto.
—¡Alto!—escuchó una voz detrás
suyo.
Se giró para ver quién era y
recibió un golpe en la cabeza que le hizo caer al suelo. Entreabrió los ojos y
observó como Eryx se le acercaba con un puñal en la mano.
—Tú no vas a ningún sitio,
escoria—gruñó cogiéndole de pelo—. El senador Terencio quería que murieras en
el circo y así será.
—Suéltame.—gimió Scorpus. Sin
mediar palabra el puño de Eryx impacto directo en la sien haciéndole tambalear.
—Voy a disfrutar matándote—dijo
levantándole del suelo.
—¿Crees que Terencio no se
deshará de ti cuando no te necesite?
El rostro de Eryx cambió de
semblante, observó como la duda recorría
sus pensamientos, y Scorpus aprovechó para golpearle y escapar. Dobló una
esquina y allí encontró la salida. Una vez en el exterior, se encontró con un
muro de soldados cerrándole el paso. Tuvo que detenerse y retroceder, pero Eryx
espada en mano salía del circo caminando hacia él.
—Te lo dije. Voy a disfrutar
matándote—dijo mientras le clavaba la espada en el estomago sonriendo de oreja
a oreja."
Espero que hayáis disfrutado. Las premisas para este mes eran las de hacer una historia con las palabras circo y beso. Como reto adicional, y opcional, se propuso hacer el relato sin utilizar ningún adjetivo, como ya he comentado en el inicio de la entrada, no estaba muy centrado y decidí no complicarme y hacer lo justo para que fuera aceptado y no quedarme fuera el último mes.
¡Gracias por leerme!
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