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miércoles, 15 de junio de 2016

Challenge Me!: Alianza

Esta vez, la luz no me ciega. Coloco una bomba en la pared que tengo delante de mí y corro a cubrirme. La explosión me abre un nuevo camino y me proporciona una burbuja con un puño en su interior. Esprinto hacia ella y mientras me hago con su poder, escucho varias explosiones a mí alrededor. Alzo la vista y observo el foco de luz, saco un explosivo y lo lanzo arriba. 

—Primer intento.

La explosión que provoca es demasiado débil, por lo que comienzo a destrozar las pirámides que me rodean en busca de la burbuja dorada y la Superbomba. Mis últimos intentos de fuga me han servido para pactar con el Bombardero Verde y la Bombardera Azul una tregua con la única finalidad de lograr nuestro objetivo: escapar de esta maldita y perpetua prisión.


En mi búsqueda de potenciadores diviso a la Bombardera Roja en la lejanía. Ella es el mayor obstáculo al que nos vamos a tener que enfrentar, disfruta con nuestras muertes y rechaza cualquier tipo de alianza. Sin que me vea, trato de salir de su campo de visión llegando a un callejón sin salida. 

Contengo la respiración al descubrir mi error, pero una explosión al otro lado de la pared me proporciona una salida y la aparición de la burbuja con la Superbomba. Antes de que pueda reaccionar la Bombardera Azul aparece de la nada, la absorbe y me mira sorprendida.

—Mierda —murmura—. Dime que no la tienes tú…

—No —respondo sonriente—, pero puedo tirarla para arriba…

La Bombardera Azul respira aliviada. Y me entrega una Superbomba para que la lance.

Ambos miramos arriba y contemplamos en silencio el foco de luz.

—Segundo intento.

Seguimos la bomba con la mirada y sonreímos al notar una ligera vibración en la luz cuando explosiona cerca de ella.

—¡Bien! —celebramos.

—¿Dónde está el Bombardero Verde?

—No lo he vist… —Un ruido nos hace volver la vista y observamos una bomba rodando hacia nosotros.

—¡Corre! —grita la Bombardera Azul cogiéndome de la chaqueta.

La explosión casi me alcanza. Caigo de bruces al suelo y busco a mi compañera.

—¿Estás bien? —pregunto. Ella asiente con la cabeza pero respira con dificultad—. Hay que encontrar al Bombardero Verde —añado levantándome y ayudándole a ella.

Me acerco al camino y observo el terreno, está despejado.

—Vamos —indico con el brazo.

La Bombardera Azul me sigue a pocos pasos de distancia mientras continuamos buscando la burbuja dorada y a la Bombardera Verde. Una explosión delante de nosotros abre un camino y nos encontramos cara a cara con la Bombardera Roja.

—¿Otra vez? —pregunta negando con la cabeza—. No conseguiréis escapar…

—Tiene que haber una salida.

—Quizás la haya, pero vosotros nunca la encontraréis —afirma al tiempo que saca un explosivo y nos lo arroja—. ¡Morir!

La bomba viene directo hacia nosotros y me quedo petrificado. La Bombardera Azul, con un movimiento veloz, la coge al vuelo y se la lanza de vuelta a la propietaria. El explosivo detona a medio camino y destruye las pirámides de ambos lados del sendero, dejando al descubierto la burbuja dorada.

Los tres corremos hasta ella nada más verla, pero la fortuna no nos acompaña y nuestra adversaria se hace con el potenciador.

—¡Muere! —grita el Bombardero Verde apareciendo por detrás de la Bombardera Roja.

Una bomba a control remoto se le acerca a toda velocidad, y antes de que pueda reaccionar explosiona en sus pies. Una campanada que me sabe a victoria retumba en el cielo y este se tiñe de color rojo.

Me maldigo al comprobar que tras su muerte nos ha dejado un simple potenciador de velocidad.

—Hay que buscar la burbuja dorada. Tiene que estar por aquí —explico mientras inspecciono la zona.

Una sirena ensordecedora les alerta.

—¿Tan pronto? —pregunto mirando al cielo.

—Mierda —maldice la Bombardera Azul al tiempo que acelera la marcha—. Lo sabe.

Segundos después grandes bloques de piedra comienzan a caer del cielo, destruyéndolo todo a su paso. Corremos arrojando bombas en las bases de las pirámides en busca de la burbuja dorada. Explosiones por todas partes, bloques cayendo aleatoriamente y el zumbido de la sirena provocan una extraña mezcla de sonidos que penetra con fuerza en mi cabeza.

—¡Por aquí! —escucho una voz a mi espalda.

Nos giramos y observamos al Bombardero Verde señalando un camino. 

—La burbuja dorada. ¡Rápido!

La Bombardera Azul me mira y sonríe.

—Vamos —exclamo.

Los bloques comienzan a caer cada vez más cerca. Tan pronto como nos hacemos con el poder de la burbuja la Bombardera Azul me tiende una Superbomba.

—Lo hemos conseguido —anuncia mirando al foco.

La recojo y la lanzo con todas mis fuerzas. Los tres observamos como el explosivo asciende directo a la luz.

—Tercer intento.

Una explosión en forma de hongo arremete contra el foco y todo comienza a temblar. Una nueva vibración en la luz se produce instantes antes de que la más absoluta oscuridad nos absorba en una implosión.

(Versión alternativa “Superbomba”)


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