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miércoles, 21 de septiembre de 2016

Challenge Me!: First Dates

—Aquí estás —anuncia el presentador al ver entrar por la puerta a un hombre con barba de tres días y el pelo alborotado—. ¿Luca, verdad?

Ciao —saluda con una sonrisa al tiempo que se quita las gafas de sol—. Sí, soy Luca, encantado. Perdón por el retraso.

—Ya me han contado, pero no sé si a tu cita le habrá hecho mucha gracia el tener que esperar tanto rato…—informa señalándole a una mujer en la barra del fondo.

—Celeste —llama el presentador y la chica se vuelve hacia ellos—. Este es Luca, tu pareja para esta noche. Os dejo un rato aquí —concluye alejándose de la barra.

Luca repasa de abajo arriba a la mujer cuando se levanta. Su falda entallada por encima de las rodillas deja ver unas largas piernas definidas y bronceadas. Su figura queda resaltada por una camisa que muestra un escote discreto pero que capta su atención.

—Estoy acá arriba —exclama Celeste señalándose el rostro.

—Perdona —se excusa mirándola a los ojos—. Quería dejar lo mejor para el final. Eres bellissima.

—¿Italiano? —pregunta acercándose a él y besándole en la mejilla con un beso tierno y sonoro—. Soy Celeste.

—Sí, me llamo Luca —contesta colocándole una mano en la cadera y devolviéndole el beso—. Primero quería pedirte perdón, el taxista tuvo un pinchazo y… Aunque si llego a saber que una ragazza tan bella como tú está esperándome aquí, no hubiera estado de brazos cruzados en el asiento de atrás —piropea con un gesto de las manos.

—¡Adulador! 

—¿Querrá tomar algo el señor? —interviene el camarero.

—¿Tienes Hendrick’s? —El camarero tras pensarlo unos segundos, asiente con la cabeza—. Que sea un gin-tonic con mango y plátano para mí, y para la dama... —se vuelve hacia Celeste. 

—De momento seguiré con el vino —contesta señalando su copa vacía.

—Tinto y gin-tonic. Podéis ir a la mesa si queréis, ahora os los llevamos.

Luca camina junto a Celeste sin apartarse de su lado y al llegar a la mesa mueve la silla para que pueda sentarse.

—Gracias —comienza diciendo—. ¿Todos los italianos son tan amables como vos?

—Por supuesto, es una cualidad innata —exclama entre risas.

—Ya veo. Tenía entendido que los italianos vestís muy a la moda, pero no es tu caso. ¿Siempre llevás esos pelos y esa barbita mal afeitada?

—Dos dardos envenenados, ¿eh? —exclama Luca esbozando una sonrisa y llevándose la mano a la cabeza al tiempo que se revuelve el pelo—. Soy triatleta profesional y esta mañana tuve una gara en Pareja, Guadalajara—explica sin quitarle los ojos de encima—. Y fue ayer por la noche cuando me llamaron del programa para decirme que tenía que estar hoy en Madrid para grabar nuestra cita. No he tenido tiempo para nada... 

—¿Triatleta profesional?

—Sí. Compito en el circuito europeo de triatlón, esta era la última prova puntuable antes del parón veraniego —explica en el mismo instante en que el camarero trae las bebidas y les entrega la carta con el menú.

—¿Saliste vencedor? —pregunta ella ignorando al mesero.

—No; quedé secondo… Pero no hablemos de mi trabajo, cuéntame… ¿Cómo te decidiste por venir a “First Dates”?

—Es gracioso. —Hace una pausa para recoger su copa—. Mis amigas y yo seguimos el programa desde que comenzó y nos propusimos hacer todas el casting para poder venir acá al restaurante y conocer a Matías, el camarero. No el boludo este que nos sirvió las copas. Otro, ¿eh? —añade poniéndose roja—. Nos llamaron. Nos dijeron a una amiga y a mí que habíamos sido seleccionados, pero luego nos enteramos de que Matías había dejado el trabajo…

—No puedo creérmelo —espeta Luca moviendo la mano—. ¿Qué habrías hecho si estuviera trabajando? ¿Seducirlo a él en vez de a mí? ¿Acaso yo no te gusto?

—Físicamente eres mi tipo. Afeitadito y repeinado, estarías rebueno —añade llevándose la copa a los labios.

Luca sonrió y se acarició la barba. 

—En nuestra segunda cita, vendré como más te guste.

—No acabamos la primera, ya pensás en la segunda —exclama Celeste alzando la copa—. ¡Salud!

—¡Cin cin!

—¿Llevas mucho tiempo viviendo en España? —pregunta Luca.

—Con diez años llegamos mis padres y yo a Barcelona.

—¿Sigues viviendo allí?

—No. Cuando cumplí dieciocho años, me vine aquí a Madrid. ¿Y tú dónde vives?

—Desde hace tres meses en Madrid. Pero he ido cambiando frecuentemente de lugar por trabajo.

—Me gustá viajar, pero me refería a como llegaste acá, al programa.

Scusa... Aquí intentan emparejarte con la persona más afín a uno mismo, así que quise probar y ver que ocurría.

—¿Y te está gustando la experiencia?

El camarero se aproxima a la mesa y ambos guardan silencio al verlo. 

—¿Ya saben lo que van a tomar?

—Sí, un número uno para mí —contesta Luca—, y un número…

—Uno, también —interviene Celeste—. Gracias.

—Referente a si me está gustando la experiencia —habla Luca cuando el camarero se hubo marchado—, sí. Me está gustando mucho.

—Bien. Ahora vayamos al grano —comienza diciendo Celeste—. ¿Has tenido parejas estables? 

—Estables, solo una. La primera chica con la que estuve. Fuimos pareja desde el colegio hasta poco después de terminar la universidad. 

—¿Qué pasó? —pregunta ella abriendo los ojos.

—Ella se mudó a Australia y la relazione a distancia no funcionó, se fue enfriando hasta que poco a poco perdimos el contacto.

—¿Hace mucho tiempo de esto?

—Siete u ocho años ya. Luego he tenido relazioni de más o menos duración, pero nada serio. ¿Y tú? Con esos labios estoy convencido de que has enamorado a unos cuantos…

Celeste sonríe y con un movimiento de la mano resta importancia a lo dicho.

—He tenido dos relaciones estables. Con el primero estuvimos a punto de casarnos, pero poco antes de la boda me enteré de que me era infiel. Maldito pelotudo… —masculla haciendo una mueca—. Siempre que me acuerdo de él me sofoco.

—Fácil solución —interviene Luca—, dejaremos de hablar de él. ¿Qué hay de la otra relación? ¿Hace mucho que lo dejaste con él?

—Tienes razón. —Esboza una sonrisa—. Estuve tres años con él, pero la cosa no funcionó cuando nos fuimos a vivir juntos. La convivencia es determinante en una relación…

—Opino lo mismo. ¿Crees que nosotros la superaríamos?

—¿La convivencia? —Luca asiente—. ¿Roncás?

—No.

—Me basta.

El camarero aparece con los platos mientras Luca y Celeste ríen.

Buono appetito.

“Buono” appetito —repite Luca sonriente.

Comen en silencio pero dedicándose miradas picaras que provocaban las risas de ambos. 

—Me gustá —exclama Celeste.

—¿El qué?

—Esto, lo que está ocurriendo acá. Nos acabamos de conocer y estamos cenando con mucha complicidad.

Luca sonríe y brinda por ello.

—Iré al servicio antes de que nos traigan el segundo plato —habló Celeste limpiándose la comisura de los labios.

—Aquí estaré.

Celeste se aleja de la mesa bajo la atenta mirada de Luca quien saca el teléfono una vez la pierde de vista y tras marcar un número se lo lleva a la oreja.

—Roberto, ¿qué tal? —habla—. Sí, estoy aquí. Acaba de ir al servicio. —Hace una pausa y mira a su alrededor—. Spettacolare, una argentina de ojos negros con unas curvas…

—¿Con quién hablás? —pregunta Celeste apareciendo de sopetón.

—Roberto, tengo que colgar —exclama sorprendido al verla—.Ya te contaré, ciao.

—¿Qué decías de unas curvas? —pregunta con picardía Celeste.

Luca se sonroja y se lleva el gin-tonic a los labios.

—No, nada. Le he llamado para contarle como iba la cita y me ha preguntado por tu aspecto. Curvas de infarto es una muy buena descripción gráfica. —Ríe.

—De camino al servicio he visto un Photocall. ¿Te apetece que nos hagamos unas fotos?

Luca se voltea y busca con la mirada. 

—¿Por qué no? —Se levanta acercándose a Celeste y la coge de la mano—. Me gustará estar en una habitación a solas contigo.

Celeste sonríe, se levanta y tomando las riendas de la situación se dirige hacia el Photocall con paso decidido.

—Espero que esa “gara” que corriste esta mañana no te pase factura allí dentro…

(El chico debía ser italiano, deportista y con aspecto descuidado, la chica debía ser argentina, deportista y pija)

First Dates: ¡Ponle nota!

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